- Soy un ser humano, un amigo, una persona que siente, piensa, ríe, canta, baila, salta, llora, disfruta, etc. Elegí el más bello de todos los trabajos: Educar niños y jóvenes.
- Los estudiantes son mi obra maestra, por eso, les enseño con dedicación, entrega, amor. Me gusta que ellos construyan, aprendan, inventen, trabajen, piensen, participen, se equivoquen y se superen.
- Siembro en mis estudiantes valores de colaboración, amistad, unión, amor y respeto por sus padres, familia, amigos y patria.
- Les ayudo a descubrir a Dios, primero en ellos y luego en todo lo que nos rodea, la naturaleza y las cosas sencillas.
- Tengo claro que somos un equipo de trabajo donde cada uno-a es importante.
- Trabajo para mí, para mi satisfacción y no por obligación, por eso me pongo la camiseta de mi trabajo y llego puntual a dar la clase con entusiasmo, acepto cuando me equivoco porque cuando enseño, aprendo y cuando aprendo, enseño.
- Sé lo que debo hacer sin esperar ordenes, soy creativo-a, invento estrategias para que los estudiantes y yo disfrutemos la clase y no nos queramos escapar de ella. Mis clases son claras, breves, concretas y amenas.
- Soy alegre, cordial, honesto-a, discreto-a, sin ironías, ni sarcasmos; estricto-a y firme, pero sin lastimar a mis alumnas o alumnos; valoro sus trabajos sin preferencia especial por ninguno-a.
- Soy tranquilo y espiritual, entiendo que mis estudiantes están en formación y que debo tener control y no me exalto por comportamientos intrascendentes. Animo la voluntad del estudiante promoviendo la autodisciplina, la confianza y la autonomía.